Las conocidas Cataratas de Niágara, a pocos kilómetros de la vibrante ciudad de Nueva York, en la frontera entre Estados Unidos y Canadá, se presentan como un destino imprescindible, un paraje que dejará a más de a uno con la boca abierta y que es considerada como una de las mayores maravillas de la naturaleza en el mundo.

Las Cataratas de Niágara derraman unos cuatro millones de litros de agua por segundo desde una altura superior a los cincuenta metros dando lugar a un espectáculo natural único en el mundo, un festival de agua y arcoíris que asombrará a todos. Aunque las cascadas se hallan a menos distancia de la estadounidense Nueva York que de otras ciudades de Canadá, la mejor vista del lugar se da en la zona canadiense, donde además es gratis visitarlas. Desde Canadá accederemos a la mejor vista panorámica de las Cataratas de Niágara mientras que en la zona estadounidense se pueden realizar numerosas rutas de senderismo y en bicicleta en los alrededores. Para admirar el esplendor de este enrome salto de agua, no es necesario ir de día, puesto que cuando cae el sol, las cascadas están totalmente iluminadas y se lleva a cabo un bello espectáculo de luces y sonido que nos dejará deslumbrados. Algunas de las atracciones más interesantes para disfrutar en este impresionante paraje son el Maid of the Mist, un conjunto de botes en los que podremos montar por un módico precio, descubriendo así los rincones más escondidos de las Cataratas de Niágara, y la Ruta de la Caverna de los Vientos. Esta ruta se realiza en la Isla de Goat, que se halla en la parte de Estados Unidos y consiste en una isla repleta de senderos que suben a corta distancia de las cascadas y en los que pondremos a prueba nuestra resistencia al agua y al fuerte viento.

Por último, nos encontramos con las Ciudades de la Luna de Miel, nombre que han recibido las ciudades de Niágara Falls puesto que eran antiguamente el destino predilecto de los recién casados. No importa la época del año para visitar las cascadas, puesto que en cada estación muestra todos sus encantos, ya sea en invierno con el río congelado, como en verano, cuando la zona está más ambientada.