Estocolmo, capital de Suecia, se ha convertido en los últimos años en una de las ciudades europeas más visitadas. Sus paisajes, monumentos y ajetreada vida nocturna convierten Estocolmo en un destino ideal para un viaje al norte de Europa. La forma más rentable y cómoda para desplazarnos hasta Estocolmo es coger un vuelo, pero hay que tener en cuenta cuales son los distintos aeropuertos de la zona.

La mayor parte de las compañías internacionales vuelan sobre el principal aeropuerto internacional, Arlanda, mientras un menor número de compañías, por lo general nacionales, vuelan sobre el aeropuerto Bromma. Más en el centro se encuentran Skavsta y Västerås, que gestionan principalmente los vuelos chárter y los vuelos con compañías low-cost, que son las que más nos interesan para ahorrar en un viaje. Entre las compañías aéreas de bajo coste que operan en el aeropuerto se encuentra Ryanair, que ofrece vuelos realmente atractivos, siempre y cuando realicemos la reserva con el tiempo de antelación adecuado. El aeropuerto de Skavsta está situado a cien kilómetros al sur de Estocolmo y es la compañía de autobuses Flygbussarna la que conecta el centro de Estocolmo con todos los aeropuertos, con precios de billetes muy asequibles. Lo bueno es que estos autobuses se coordinan con las salidas y las llegadas de los vuelos y el viaje dura unos ochenta minutos para conectar el centro de la ciudad con Skvasta o Västerås. Otro medio para llegar a Estocolmo, si los vuelos directos resultan excesivamente caros, es viajar hasta ciudades de países cercanos, como Oslo o Hamburgo, y coger posteriormente un autobús, siendo la compañía Eurolines Scandinavia la más recomendable por sus tarifas y buena calidad.

Por último, nos encontramos con el medio de transporte más original, el ferri. Los ferris que enlazan Estocolmo con sus cercanos países bálticos son frecuentes y eficientes. Tanto la compañía Siljia Line como la Viking Line operan a diario rutas desde Helsinki. Organiza tu viaje, si lo planificas bien y con tiempo, siempre puedes ahorrar y disfrutar de un viaje barato.