Breda es quizás una de las ciudades turísticas menos conocidas de Holanda, pero es, sin lugar a dudas, una de las ciudades más vibrantes y con mayor número de atracciones del país. Viajar a Holanda no es solo escaparse a Ámsterdam, en Breda podremos adentrarnos completamente en la cultura típica y disfrutar al máximo.

Situada al sur de Holanda, Breda posee el prestigio de conservar el mejor centro histórico entre todas las ciudades holandesas. Una ciudad tradicional, pero también cosmopolita y abierta, con un gran patrimonio artístico e histórico, un lugar hecho para perderse en sus laberínticos barrios. Al igual que ocurre en Sevilla con la famosa Giralda, en Breda también hay un edificio emblemático que se puede ver desde cualquier punto de la ciudad, la Iglesia Grote Onze Lieve Vrouwe Kerk, que data del siglo XV. Otros monumentos importantes y que merecen una visita son el Castillo de Breda, y el Grote Markt Medieval, donde podremos acceder a los productos y artesanía típica de la ciudad. Una forma original de conocer sus rincones es realizando un tour en barco por sus canales, todos en la zona centro, una forma relajada de conocer la ciudad e inolvidable. En cuanto a la vida nocturna de Breda, la fiesta está asegurada ya que la ciudad es prácticamente universitaria, y son muchos los jóvenes estudiantes que salen a las calles del centro para disfrutar de la amplia oferta de locales, bares y terrazas que ofrece la ciudad.

La mejor forma para llegara Breda es volar a Ámsterdam y tomar posteriormente el tren. Los vuelos hasta la capital holandesa son muy asequibles si viajamos con compañías aéreas de bajo coste como Vueling y Ryanair, con precios, en algunos casos inferiores a los 30 euros. En cuanto al tren, Holanda destaca por la gran calidad de su red ferroviaria, una de las mejores de Europa, y dada la corta distancia entre ambas ciudades, el precio de los billetes no es nada elevado. En cuanto al alojamiento, como ocurre en Ámsterdam, el más económico es el hostal u hostal juvenil.